Alejandro Málaga Medina

Alejandro Málaga Medina nació en el Distrito de Socabaya, en la provincia de Arequipa, Perú, el 26 de abril de 1935. Desde muy pequeño, vivió en la ciudad de Yarabamba. Sus padres se llamaban Elíseo Málaga Rodríguez y María Medina Gutiérrez. Alejandro se casó en 1965 con Gabriela Nuñez Zeballos. Se recibió como bachiller en letras y obtuvo un Doctorado en Historia en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa.

Alejandro Malaga Medina
Alejandro Malaga Medina

Además de esto, él también cumplió funciones como Archivista con estudios en la Escuela Nacional de Documentalistas de Madrid, en España. No solo eso, también fue Catedrático Principal en la UNSA y profesor de historia, incluso fue Jefe del Departamento Académico de Historia, así como Director de la Escuela de Historia. Asimismo, Alejandro Málaga Medina fue miembro de una gran cantidad de instituciones y organizaciones como el Centro de Estudios Históricos de Tucumán y miembro del Consejo Internacional de Archivos, así como otras muchas asociaciones de gran relevancia a nivel internacional.



Gracias a esta enorme experiencia como académico e historiador, Alejandro Málaga Medina tuvo la oportunidad de publicar una gran cantidad de libros, entre los que se incluyen importantes títulos como Reducciones Toledanas en Arequipa, El Valle del Colca, La Tasa de Toledo, Cinco Siglos de Arquitectura y Urbanismo, además de Fuentes Documentales para la Historia de Arequipa y múltiples folletos también relacionados con la historia.

Estudios historicos de Arequipa
Estudios históricos de Arequipa Alejandro Málaga Medina

Uno de los logros más reconocidos de Alejandro Málaga Medina fue ser miembro del Consejo Asesor del Episcopado Peruano y además fundador de la revista “Historia”. Para el año de 1994, el fue condecorado con el premio Las Palmas Magisteriales, mientras que un año después, en 1995, fue declarado como Profesor Emérito de la Universidad Nacional de San Agustín. Tan importantes fueron sus aportaciones a la ciencia y al ámbito académico, que el día que en que se suscitó su muerte, el 22 de diciembre de 1995, una gran cantidad de habitantes de la ciudad de Arequipa se sintieron conmovidos por la partida de este gran personaje.

Este cariño de la gente se vio reflejado en sus funerales, primero con el velatorio en el Paraninfo Arequipa de la Universidad de San Agustín, desde donde fueron trasladados sus restos hasta la Catedral, donde se ofició una misa de cuerpo presente. A cada momento siempre hubo una gran cantidad de personas que acompañaron a la familia mostrando sus respetos y haciendo remembranzas sobre el gran legado que había dejado no solo para la ciudad, sino también para el país.

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