
Extracto del libro “La cultura Puquina” escrito por el Monseñor Leonidas Bernedo Málaga,
Descubrimiento de Churajón
Como el descubrimiento de Churajón, de una ciudad milenaria cerca de Arequipa, causó sensación, no solamente en nuestra patria sino en el extranjero, me voy a permitir exponer en síntesis las causas que facilitaron este hallazgo importante para la arqueología arequipeña, que son tres:
La principal fue la anotación manuscrita del indio Huaranca, en el libro citado que dice así: «Pueblos que existían. Antiguos Puluguayas. El Churajón llamado hoy «La Huaca» por los españoles. El Puluguaya que está frente a este pueblo. El Uactalacta cerca de Pocsi. Todos estos pueblos fueron gobernados por el gran cacique de Churajón. El último cacique de este pueblo fue Sacrum el cual fue vencido por los indios venidos del Titicaca. La pelea tuvo lugar en Nawan, hoy Uzuña. Después el imperio quedó en ruinas. Polobaya, marzo 1861. Juan Huaraca».
La segunda fueron los datos históricos dados por don Francisco Gamez, agrimensor público que fue de S. M. y Teniente de Cosmógrafo Mayor para todo el Reino, en la hijuela de particiones y tasaciones que hace de unos terrenos ubicados en el valle de Chapi y pertenecientes a los herederos de un señor Tomás Adrián, en el año de 1795, dice: «Los terrenos eriazos se regaban antiguamente con la superabundancia de aguas de los campos de La Huaca».
La tercera fue la dada por don Francisco Arenas y Pinto, fundador del pueblo de Yarabamba con los hermanos Carlos y Atanasio de Málaga, al presentar un recurso al señor General don Mariano de Oribe, Corregidor y Justicia Mayor de la villa de Moquegua en 1780 pidiéndole mande darle posesión de las estancias de Candabaya, Chalsando, Corralaque, Paca y Nawan, compradas a un señor capitán Alonso de Cáceres, en el deslinde que hace de dichas pertenencias, declara que «están inmediatas al antiguo pueblo de La Huaca».
Con estos datos importantísimos que me sirvieron de faro orientador en la noche de mis investigaciones pude ubicar el pueblo perdido y legendario entre el valle de Chapi y la región de Polobaya, pueblo antiquísimo cuyas ruinas anhelaba conocer para estudiar la cultura y civilización de aquellos primitivos habitantes.
En noviembre de 1930 hice mi primera excursión a las vertientes que dan origen al río Yarabamba en las regiones de Totorani y de la Pampa de Uzuña, expedición que fue coronada por el éxito más feliz que cabe imaginar, pues en ella descubrí los grandes canales de irrigación de que se sirvieron los antiguos indios para sacar todo el caudal de agua que riega actualmente los extensos campos de cultivo de Quequeña y Yarabamba y que ellos aprovecharon para irrigar los numerosos cerros desde Polobaya hasta cerca del valle de Chapi.
En la segunda expedición, efectuada en el mes de abril del siguiente año, seguí el curso del canal mayor que, naciendo de la gran fuente de Hospicio, en los confines de la pampa de Uzuña, recorre las faldas de empinados cerros de áspero declive salvando con frecuencia quebradas, abismos y desiertos en una extensión de más de 20 kilómetros hasta que al fin de tanto deambular, por más de diez horas a pie y a caballo, divisé desde la cumbre de una montaña las ruinas de la ciudad misteriosa que deseaba conocer. La milenaria Churajón desenvolviéndose del manto azul en que dormía tantos siglos mostraba sus valiosas ruinas a mi admiración”.